Categoría: Fotografia

  • Detalles arquitectónicos del Palacio de Justicia de Lima, en película Kodak Pro Image 100

    Detalles arquitectónicos del Palacio de Justicia de Lima, en película Kodak Pro Image 100

    Un paseo entre historia y luz analógica

    Una de las joyas arquitectónicas más imponentes del centro de Lima es, sin duda, el Palacio de Justicia. Construido en 1939 durante el gobierno de Augusto B. Leguía, este edificio monumental debía coronarse con una gran cúpula que nunca llegó a realizarse por falta de presupuesto. Se dice que su diseño fue inspirado en el Palacio de Justicia de Bruselas, y aunque nuestra versión limeña quedó incompleta, mantiene una elegancia sobria y monumental que lo convierte en un símbolo del poder judicial y del legado arquitectónico republicano de la ciudad.

    Durante una de mis caminatas fotográficas por el centro histórico, decidí llevar conmigo mi recién adquirida (en ese entonces, 2012) Canon AE-1 con el clásico lente de 50mm f/1.8, cargada con Kodak Pro Image 100, una película de grano fino que resalta los tonos cálidos y resplandece en la luz limeña. Las imágenes fueron digitalizadas posteriormente con un Epson V600, tratando de conservar la atmósfera que solo la fotografía analógica puede capturar.

    Detalles que resisten al tiempo

    Lo que más me atrajo del Palacio de Justicia fueron sus columnas corintias, sus amplios pórticos y los ornamentos de estilo neoclásico que aún resisten el paso del tiempo y la contaminación del centro limeño. El lente de 50mm, con su campo de visión natural, me permitió enmarcar los capiteles tallados, los bajorrelieves y los ventanales simétricos de forma precisa, sin distorsiones.

    Cada rincón parecía contar una historia: desde las escalinatas principales, que reciben a quienes transitan por Paseo de los Héroes Navales, hasta las sombras que se proyectan sobre las molduras al atardecer. La película Kodak Pro Image 100 captó esos tonos dorados y grises con una suavidad que la fotografía digital rara vez alcanza. Hay algo en la forma en que la película traduce la luz que la hace más humana, más cercana al recuerdo que a la reproducción fiel.

    Fotografía con alma

    Llevar la Canon AE-1 por Lima es como viajar en el tiempo. Su diseño mecánico, su peso justo y su funcionamiento sencillo hacen que fotografiar se sienta más contemplativo. Con solo dos rollos en el bolsillo, caminas más atento a la luz, a los detalles, al ritmo de la ciudad. No se trata de disparar sin pensar, sino de detenerse, observar y decidir el momento exacto.

    Este paseo por el Palacio de Justicia no fue solo un ejercicio fotográfico, sino también una forma de reconectar con la ciudad y su historia, desde la mirada analógica de una cámara que, a pesar de los años, sigue capturando imágenes con alma.


    Fotos tomadas con la Canon AE-1

  • Arequipa en Película: Un Viaje de Trabajo con Sabor a Fotografía

    Arequipa en Película: Un Viaje de Trabajo con Sabor a Fotografía

     Hay viajes que uno planea. Y hay otros que simplemente suceden, y terminan dejando huella.

    En marzo de 2007, me enviaron por trabajo a la bella ciudad de Arequipa, supuestamente por diez días de oficina, reuniones y rutina. Pero nadie me advirtió que terminaría enamorado de sus calles, su luz, su cielo azul eterno… y que esos días serían también una excusa perfecta para poner a prueba mi nueva compañera: una Nikon N75 recién comprada por Mercado Libre.

    Mi primera SLR de verdad

    Todavía no tenía cámara digital. En esa época, disparar con película de 35mm era el pan de cada día para quienes queríamos algo más que una cámara compacta. Yo estaba feliz: había conseguido mi Nikon N75 por $220 dólares, regateando como buen limeño desde los $250 originales. Venía con su lente de kit, sin zoom extra, pero con muchas ganas de hacer fotos.

    Metí en la mochila unos cuantos rollos de película Fuji negativa y me dije: si hay tiempo libre, salgo a disparar. Y vaya que lo hubo. Porque entre reuniones y recorridos, Arequipa se presentó ante mí como una postal viviente.

    La Ciudad Blanca y su luz de cine

    No exagero cuando digo que Arequipa es una de las ciudades más fotogénicas del Perú. Hay algo en su limpieza, su orden, en el contraste entre la piedra blanca y el cielo profundo, que hace que todo se vea… cinematográfico. Incluso sin el zoom soñado, cada rincón era un encuadre listo para mi N75.

    La plaza, con sus palmeras que parecen bailar con el viento. El Monasterio de Santa Catalina, con sus paredes encendidas por el sol. La gente, amable y pausada, dándole vida a esas calles tranquilas. Y claro, los sabores: cada comida era un festín, y cada plato, un retrato posible.

    El Cañón del Colca: un negativo para la eternidad

    Un fin de semana libre me alcanzó para escapar hacia el Cañón del Colca, uno de esos lugares donde el silencio tiene volumen. Con la cámara colgando del cuello, disparé todo lo que pude. No sabía si esas fotos saldrían bien, pero sí sabía que necesitaban ser hechas.

    Las vicuñas, los cóndores, los abismos infinitos. Todo estaba ahí. Y mi rollo también.

    Revelado con nostalgia

    Cuando regresé a Lima y mandé a revelar las fotos, sentí ese cosquilleo que solo da la película: no hay pantalla para revisar, no hay botón de borrar, solo memoria, intuición y algo de suerte. Y cuando vi las copias… me enamoré más.

    Había logrado capturar algo. Algo que no solo estaba en Arequipa, sino dentro de mí: la emoción de descubrir el mundo a través de una lente.


    ¿Volvería? Sin dudarlo

    Arequipa no se visita una vez. Se vuelve, se recorre otra vez con ojos nuevos, con mejor lente, con más rollos o con una cámara digital (sí, ya tengo varias). Pero la experiencia de fotografiarla por primera vez con película sigue siendo especial.

    Prometo buscar más negativos en mis backups y publicarlos pronto. Estoy seguro de que, como yo, van a querer regresar a esta ciudad que, para muchos limeños, parece un país aparte.


    Cámara usada: Nikon N75

    • Año: 2007
    • Película: Fuji negativa 35mm
    • Lente de kit Nikon 28-80mm
    • Modo automático y prioridad de apertura

  • El Rugido del MiG-29 en Lima – Fotografías desde Las Palmas

    El Rugido del MiG-29 en Lima – Fotografías desde Las Palmas

    Desde niño, los aviones de combate siempre ejercieron sobre mí una mezcla de asombro y respeto. Las formas afiladas, el rugido de los motores, esa sensación de poder contenido… Así que cuando supe que habría una exhibición aérea en la Base Aérea Las Palmas, en Surco, no lo pensé dos veces: tenía que estar ahí, cámara en mano.

    Ese día desfilaron ante mis ojos verdaderas joyas de la aviación militar: Sukhoi Su-25, Mirage 2000, y por supuesto, la estrella de la jornada: el imponente MiG-29 Fulcrum de la Fuerza Aérea del Perú.

    El MiG-29: símbolo de la Guerra Fría en cielos peruanos

    El Mikoyan MiG-29, conocido por la OTAN como “Fulcrum”, fue diseñado en la ex-Unión Soviética en los años 70 como una respuesta directa a los cazas norteamericanos F-15 Eagle y F-16 Fighting Falcon. En plena Guerra Fría, se necesitaba un interceptor veloz, ágil y letal, capaz de mantener la paridad tecnológica en los cielos.

    Su debut operativo fue en 1983, y desde entonces ha sido una de las piezas clave de la aviación de combate rusa. Se caracteriza por sus motores gemelos RD-33, su capacidad de maniobra en combate cerrado (dogfight), y una velocidad máxima que supera los Mach 2.2 (más de 2,400 km/h).

    Perú y el MiG-29: una alianza estratégica

    En Latinoamérica, el Perú es el principal operador del MiG-29. La FAP adquirió inicialmente 18 unidades en la década de 1990, como parte de un proceso de modernización y disuasión estratégica. Algunos fueron comprados directamente a Bielorrusia, y posteriormente se realizó una modernización local para extender su vida útil.

    Hoy en día, los MiG-29 peruanos se distribuyen entre las bases aéreas del norte del país, como Piura y Chiclayo, formando una parte fundamental del poder aéreo nacional. Su presencia ha sido clave para mantener el equilibrio regional, especialmente frente a potenciales amenazas o tensiones fronterizas.

    Mi acercamiento fotográfico: volver al rollo

    En esta exhibición decidí hacer algo diferente. En vez de llevar una cámara digital, opté por lo clásico: mi Nikon F5, una de las mejores cámaras de película de todos los tiempos. La acompañé con un lente Nikkor 28-105 mm, muy versátil para fotografía de eventos y detalles técnicos.

    Usé película Kodak ProImage 100, que ofrece una paleta de color cálida, ideal para capturar el brillo metálico de los cazas bajo el sol limeño. Los negativos los escaneé yo mismo en casa, con un Epson Photo 4490, cuidando cada detalle del grano y la fidelidad del color.

    No buscaba simplemente retratar aviones, sino capturar ese “algo más”: el peso histórico, la presencia imponente en tierra, los reflejos sobre el fuselaje, el contraste con el cielo.


    Abajo encontrarás la galería con las tomas que hice ese día. Algunas muestran detalles de las toberas, otras el perfil completo de la aeronave lista para rugir. Todas con el objetivo de rendir homenaje visual a uno de los cazas más emblemáticos del mundo, y a la pasión por la aviación que muchos compartimos desde la infancia.

    Dale click a cada imagen para agrandar las imágenes

  • Gaviotas en Vuelo: Probando mi Nikon D2x con un Lente Largo en Playa El Paraíso

    Gaviotas en Vuelo: Probando mi Nikon D2x con un Lente Largo en Playa El Paraíso

     

    A veces uno sale a probar equipo. Sin pretensiones, sin modelos, sin luces. Solo el mar, el cielo y unas gaviotas que no sabían que estaban a punto de ser protagonistas de una pequeña secuencia fotográfica.

    Elegí un lugar poco conocido pero hermoso: Playa El Paraíso, al norte de Lima, cerca de Huacho. Y llevé conmigo un lente que, sinceramente, no uso mucho: el Nikon AF Nikkor 70-300mm f/4-5.6 G, montado sobre mi Nikon D2x.

    El equipo: un zoom económico en un cuerpo profesional

    La D2x es una bestia. Robusta, confiable, y con ese sensor CMOS de 12.4 MP en formato DX, que entrega colores que me siguen enamorando. Pero el lente… bueno, el 70-300 G no es el mejor compañero para acción rápida.

    A diferencia de mi Tamron 70-300mm con anillo de abertura, este Nikkor carece de ese control manual y se siente más limitado. Además, el enfoque no es lo más rápido del mundo. Comparado con un 80-200mm f/2.8 ED, parece caminar mientras el otro vuela.

    Aun así, quise ver qué tan lejos podía llevarlo.

    Preparando la escena: paciencia y distancia

    No soy fotógrafo de naturaleza en el sentido clásico. Pero sí tengo algo claro: los animales no posan si los apuras. Así que lo primero fue mantener la distancia. Me acerqué con calma, sin movimientos bruscos, hasta que encontré una posición cómoda.

    Me senté. Respiré. Y esperé.
    Las gaviotas no tardaron en volver a confiar.

    Usé ISO 400, velocidades altas para congelar el vuelo, y traté de mantener el lente en 300mm, lo que con el factor de recorte del DX equivale a unos 450mm reales. A esa distancia, cada aleteo parecía una coreografía.

    El lugar: Playa El Paraíso, su nombre lo dice todo

    A unos 145 km al norte de Lima, saliendo por la Panamericana, hay una entrada sin señalización —escondida, como un secreto bien guardado— que lleva a esta playa. Es un camino de tierra, un poco accidentado, pero cuando llegas… la vista compensa todo.

    La playa es limpia, tranquila, sin multitudes. Un paraíso de verdad. Ideal para ir a pensar, a leer, o en mi caso, a probar lentes olvidados.

    No hay tiendas, ni restaurantes. Solo un vendedor ambulante que aparece con cervezas y helados hasta que cae el sol. Después de eso, quedas tú, el mar, y el sonido de las aves.

    Lecciones para la próxima

    El 70-300 G no es ideal para tomas de acción. Eso me quedó claro. Pero con algo de técnica y paciencia, se pueden lograr resultados decentes. Para la próxima, pienso:

    • Cerrar más el diafragma: trabajar con f/5.6 o f/8 para mejorar nitidez.
    • Anticipar el vuelo: disparar justo antes del movimiento, no durante.
    • Llevar mi 80-200mm f/2.8 si quiero mejores tiempos de enfoque.

    Pero también entendí que a veces no se trata del equipo, sino del momento.


    Detalles técnicos

    • Cámara: Nikon D2x
    • Lente: Nikon AF 70-300mm f/4-5.6 G
    • Modo: Prioridad de velocidad / Manual
    • ISO: 400
    • Velocidades: altas para congelar vuelo
    • Distancia focal: 300mm (equivalente a 450mm en DX)
    Danza de gaviotas - Bandada, Huacho, Peru
    Danza de gaviotas - Buscando el alimento
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    Danza de gaviotas - Rafaga
    Danza de gaviotas - Cambiando el curso
    Danza de gaviotas - Al ataque
    Danza de gaviotas - En compañia
    Danza de gaviotas - Sobrevolando
  • Entrada al mas alla

    Una de mis tomas favoritas, se trata de uno de los pasajes, dentro de la pirámide de Cholula, en México. Esta toma la hice en el 2009, en mi primera visita a este hermoso pais.

    Técnicamente hablando es una toma a mano alzada, a ISO 1600, con mi cámara Nikon D80. La toma no tiene mucho de arreglos, así es el lugar, es una pirámide con unos pasajes angostos e intrincados, seria muy fácil perderse dentro del mismo. Definitivamente volvería a ir y hacer nuevas tomas.

    Entrada al mas alla
    Entrada al mas alla, uno de los pasajes dentro de la piramide de Cholula, en Puebla Mexico