Categoría: Viajes

  • Tarma, la Perla de los Andes: Un Encuentro con la Luz y la Fe

    Tarma, la Perla de los Andes: Un Encuentro con la Luz y la Fe

    La llaman la «Perla de los Andes», y basta poner un pie en sus calles para entender por qué. Tarma, con su arquitectura señorial, su aire andino puro y sus cielos de azul profundo, es una ciudad que se siente como un remanso. Llegar desde Lima por la carretera central es una experiencia en sí misma: curvas interminables, nevados vigilantes y valles que se abren paso entre montañas. Pero es al cruzar el arco de bienvenida a Tarma que uno siente que ha llegado a un lugar especial.

    Ese día cargaba mi Canon G12, fiel compañera de muchas escapadas. A medida que avanzaba por sus calles, los colores ocre y tierra de sus iglesias contrastaban con el cielo limpio de la sierra. El interior de la Catedral de Tarma es simplemente majestuoso: columnas blancas, vitrales que filtran la luz del sol, y una atmósfera silenciosa que invita a la contemplación. Una boda se preparaba ese día, decorando el pasillo central con telas blancas que parecían danzar con el eco de los pasos.

    Los detalles arquitectónicos del altar mayor, las columnas corintias, los candelabros antiguos… todo tiene un aire solemne pero cálido. Afuera, el sol bañaba la fachada principal y el reloj de la torre marcaba las horas como si fuera inmune al paso del tiempo.

    Tarma no solo es un destino, es una pausa emocional. Y su catedral, el corazón de esa pausa. Un lugar donde la luz encuentra formas de acariciar cada rincón, y donde el alma se siente, simplemente, en paz.

    Sobre la parte técnica

    Como lo mencione arriba, las fotografías fueron realizadas con una Canon PowerShot G12, una compacta avanzada equipada con un sensor CCD de 1/1.7” y un lente equivalente a 28-140 mm f/2.8-4.5. A pesar de los años, este equipo ofrece una representación cromática fiel y una excelente reproducción del detalle en condiciones de buena luz. Las tomas interiores de la Catedral fueron realizadas con apoyo en bancos o columnas para estabilizar la cámara, ya que se utilizó ISO bajo (ISO 80-200) y velocidades lentas de obturación (1/4 – 1/10 seg) para conservar nitidez y evitar ruido digital. La mayoría de las imágenes se procesaron en Lightroom, ajustando balance de blancos, corrección de lente y recuperando luces altas, sin perder el carácter natural de la escena.


  • La Bombonera: Un Ícono Futbolero Capturado con mi Canon G1X

    La Bombonera: Un Ícono Futbolero Capturado con mi Canon G1X

    Visitar La Bombonera en mayo de 2019 fue una experiencia tan intensa como estar en un partido. Aunque el estadio estaba vacío, la energía de sus tribunas parecía estar aún presente, flotando en el aire. Esta no fue una simple visita turística, fue una parada obligatoria para cualquier amante del fútbol… y de la fotografía.

    Me llevé mi fiel Canon G1X, una cámara compacta con alma de réflex, perfecta para este tipo de escapadas. Apenas entré al estadio, supe que no podía dejar pasar la oportunidad de hacer una panorámica. La forma única de este templo futbolero, con esa tribuna vertical que desafía toda lógica arquitectónica, pedía a gritos ser registrada en su totalidad.

    Para lograrlo, tomé varias imágenes en secuencia, cuidando mantener la misma exposición y alineación. Más tarde, en casa, usé Lightroom para unirlas y construir esa imagen ancha que transmite lo que mis ojos vieron: la inmensidad de la cancha, los asientos azules y amarillos, y ese enorme número 12 pintado como homenaje a su hinchada.

    El resultado fue una imagen poderosa, cargada de historia y emoción. No solo por lo que representa Boca Juniors, sino por la manera en la que la luz de esa tarde nublada suavizó los colores y resaltó las texturas del estadio.

    Este tipo de salidas me recuerdan que muchas veces no necesitas una cámara gigantesca para capturar algo grande. Lo importante es estar ahí, saber mirar y tener ganas de contar una historia.

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  • Colores y Silencio: Detalles de la Iglesia de Lunahuaná

    Colores y Silencio: Detalles de la Iglesia de Lunahuaná

    Enclavado en el cálido valle del río Cañete, Lunahuaná es más que un destino de aventura. También es un pueblo con alma, con historia, con rincones que aún respiran tranquilidad. Entre ellos destaca su iglesia principal, de fachada blanca con rojo colonial, que contrasta imponentemente con los cerros áridos que la rodean.

    Durante mi visita, no pude resistirme a retratarla. Esta vez usé mi Nikon D100 con el clásico lente de kit 18-55mm, una combinación modesta pero con mucho carácter si se le sabe aprovechar. La idea era capturar tanto su colorida fachada como los interiores panorámicos que revelan la esencia silenciosa de un templo aún vivo.

    Panorámicas con alma

    El interior me sorprendió por su luminosidad. Una cúpula pintada con nubes y estrellas preside el altar, mientras los laterales están llenos de pequeños retablos, santos y detalles coloniales que aún conservan el color de los siglos. Las fotos fueron tomadas en modo panorámico, uniendo varias capturas para respetar la simetría del lugar. El Lightroom me ayudó a balancear sombras y luces, sin quitarle autenticidad.

    No se trata solo de documentar. Se trata de guardar la atmósfera, de que quien vea las imágenes pueda casi oler la madera de las bancas, escuchar los pasos en las baldosas, o sentir el frescor del adobe mientras el sol arde afuera.

    Lunahuaná, más allá del río

    Lunahuaná es conocido por su río bravo, su vino dulce y su sol radiante. Pero también es un pueblo que sabe de fe, de tradición y de patrimonio. Esta iglesia no es solo un punto turístico. Es el corazón arquitectónico del valle. Y para quien se detiene a observar, también es un lugar de calma.

    Cámara: Nikon D100
    Lente: Nikkor 18-55mm f/3.5-5.6
    Técnica: Fotografía panorámica uniendo varias tomas
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Iglesia Matriz de Lunahuaná, Cañete, Perú
    Fecha: Agosto 2010, Día soleado, sin apuro, con tiempo para mirar

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  • ¿Encuentras la imagen o la imagen te encuentra?

    ¿Encuentras la imagen o la imagen te encuentra?

    Hay momentos en los que uno busca la fotografía, sale con una intención clara, visualiza la escena perfecta y espera que la luz coopere. Pero hay otros —más sinceros, más espontáneos— en los que simplemente estás ahí, y la imagen te encuentra a ti.

    Fue lo que ocurrió aquella mañana de Abril en 2014, en la Carretera Central. Viajaba con sueño, medio despierto, rumbo a Tarma, cuando de pronto, al mirar por la ventana del bus, el paisaje me sacudió. Un cielo cubierto de nubes en transición, cordilleras que aún guardaban algo de nieve, y ese contraste de verdes, marrones y grises que solo el altiplano peruano sabe ofrecer. Saqué mi Canon G12 casi sin pensarlo y, desde el asiento junto a la ventana, comencé a disparar.

    La luz era suave, filtrada por las nubes, y las montañas parecían estar esperándome. No era un plan, no estaba preparado, ni había bajado del vehículo. Pero ahí estaban las fotos: la cordillera central, el camino que serpentea entre valles, los picos nevados y la promesa de altura.

    Cada curva de la carretera era una nueva postal. Algunas fotos las tomé apresurado, otras con algo más de calma en alguna parada breve, pero todas con esa sensación de que era la imagen la que me estaba buscando a mí.

    Y así, entre curvas y miradas fugaces, nació una serie de fotos que hoy valoro más que muchas de las que salí a buscar con intención. Porque a veces, las mejores tomas no son las que planeas… son las que te sorprenden.

    Lo inesperado tiene alma

    Procesarla después en Lightroom fue casi un acto de respeto. No quise exagerar nada. Solo revelé lo que ya estaba ahí: los verdes oxidados del monte, el cartel pintado a mano, el cauce del río acompañando la escena, la textura de la pared de quincha, los rastros de una vida andina cotidiana y verdadera.

    Esta imagen no fue buscada. Pero se quedó conmigo desde que apreté el obturador. Y me recordó que a veces, lo mejor que puede hacer uno como fotógrafo es simplemente estar presente, con la mirada atenta y la cámara lista. Porque las mejores imágenes, muchas veces, no se buscan: te encuentran.


    Cámara: Canon PowerShot G12
    Modo: Apertura, formato RAW
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Carretera Central, antes de Ticlio, Perú
    Fecha: Madrugada de un día cualquiera
    Condiciones: Luz suave al amanecer, aire frío de altura, escena espontánea

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  • Atardecer de Rocas y Arena: Marcona con la Canon G1 X

    Atardecer de Rocas y Arena: Marcona con la Canon G1 X

    Hay lugares que sorprenden no por lo que muestran a simple vista, sino por lo que revelan cuando te detienes a observar. Así fue Marcona para mí. En febrero de 2018, con la Canon G1 X en mano, salí a caminar por una playa que parecía esculpida por el viento y el tiempo: arena dorada, formaciones rocosas afiladas como cuchillas, y un mar que no pide permiso para rugir.

    El sol se iba apagando lentamente, tiñendo el horizonte de tonos naranjas y magentas. Y justo ahí, entre el sonido de las olas rompiendo contra la roca y la brisa cargada de sal, todo se alineó para hacer fotografía.

    Canon G1 X: compacta, pero con carácter

    La Canon G1 X es de esas cámaras que parecen subestimadas hasta que las usas con intención. Con su sensor grande y una óptica nítida, supo capturar toda la gama de colores del atardecer, desde los reflejos dorados en la arena húmeda hasta los detalles en las sombras de las rocas.

    En casa, procesé las imágenes en Adobe Lightroom. Resalté texturas, recuperé luces suaves en el cielo y dejé que el contraste natural hiciera lo suyo. La idea era mantener la atmósfera original, esa mezcla de calma y fuerza, como solo el mar sabe ofrecer.

    Una playa para mirar y quedarse

    No sé si esta playa de Marcona tiene nombre, pero sí tiene alma. Es de esas que no necesitan palmeras ni sombrillas para ser perfectas. Solo la luz justa, un encuadre honesto y una cámara que no estorbe entre tú y la escena.


    Cámara: Canon PowerShot G1 X
    Modo: Apertura, formato RAW
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Marcona, Ica, Perú
    Fecha: Febrero 2018
    Condiciones: Atardecer, cielo despejado, mar en movimiento, luz cálida