Categoría: Viajes

  • Colores y Silencio: Detalles de la Iglesia de Lunahuaná

    Colores y Silencio: Detalles de la Iglesia de Lunahuaná

    Enclavado en el cálido valle del río Cañete, Lunahuaná es más que un destino de aventura. También es un pueblo con alma, con historia, con rincones que aún respiran tranquilidad. Entre ellos destaca su iglesia principal, de fachada blanca con rojo colonial, que contrasta imponentemente con los cerros áridos que la rodean.

    Durante mi visita, no pude resistirme a retratarla. Esta vez usé mi Nikon D100 con el clásico lente de kit 18-55mm, una combinación modesta pero con mucho carácter si se le sabe aprovechar. La idea era capturar tanto su colorida fachada como los interiores panorámicos que revelan la esencia silenciosa de un templo aún vivo.

    Panorámicas con alma

    El interior me sorprendió por su luminosidad. Una cúpula pintada con nubes y estrellas preside el altar, mientras los laterales están llenos de pequeños retablos, santos y detalles coloniales que aún conservan el color de los siglos. Las fotos fueron tomadas en modo panorámico, uniendo varias capturas para respetar la simetría del lugar. El Lightroom me ayudó a balancear sombras y luces, sin quitarle autenticidad.

    No se trata solo de documentar. Se trata de guardar la atmósfera, de que quien vea las imágenes pueda casi oler la madera de las bancas, escuchar los pasos en las baldosas, o sentir el frescor del adobe mientras el sol arde afuera.

    Lunahuaná, más allá del río

    Lunahuaná es conocido por su río bravo, su vino dulce y su sol radiante. Pero también es un pueblo que sabe de fe, de tradición y de patrimonio. Esta iglesia no es solo un punto turístico. Es el corazón arquitectónico del valle. Y para quien se detiene a observar, también es un lugar de calma.

    Cámara: Nikon D100
    Lente: Nikkor 18-55mm f/3.5-5.6
    Técnica: Fotografía panorámica uniendo varias tomas
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Iglesia Matriz de Lunahuaná, Cañete, Perú
    Fecha: Agosto 2010, Día soleado, sin apuro, con tiempo para mirar

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  • ¿Encuentras la imagen o la imagen te encuentra?

    ¿Encuentras la imagen o la imagen te encuentra?

    Hay momentos en los que uno busca la fotografía, sale con una intención clara, visualiza la escena perfecta y espera que la luz coopere. Pero hay otros —más sinceros, más espontáneos— en los que simplemente estás ahí, y la imagen te encuentra a ti.

    Fue lo que ocurrió aquella mañana de Abril en 2014, en la Carretera Central. Viajaba con sueño, medio despierto, rumbo a Tarma, cuando de pronto, al mirar por la ventana del bus, el paisaje me sacudió. Un cielo cubierto de nubes en transición, cordilleras que aún guardaban algo de nieve, y ese contraste de verdes, marrones y grises que solo el altiplano peruano sabe ofrecer. Saqué mi Canon G12 casi sin pensarlo y, desde el asiento junto a la ventana, comencé a disparar.

    La luz era suave, filtrada por las nubes, y las montañas parecían estar esperándome. No era un plan, no estaba preparado, ni había bajado del vehículo. Pero ahí estaban las fotos: la cordillera central, el camino que serpentea entre valles, los picos nevados y la promesa de altura.

    Cada curva de la carretera era una nueva postal. Algunas fotos las tomé apresurado, otras con algo más de calma en alguna parada breve, pero todas con esa sensación de que era la imagen la que me estaba buscando a mí.

    Y así, entre curvas y miradas fugaces, nació una serie de fotos que hoy valoro más que muchas de las que salí a buscar con intención. Porque a veces, las mejores tomas no son las que planeas… son las que te sorprenden.

    Lo inesperado tiene alma

    Procesarla después en Lightroom fue casi un acto de respeto. No quise exagerar nada. Solo revelé lo que ya estaba ahí: los verdes oxidados del monte, el cartel pintado a mano, el cauce del río acompañando la escena, la textura de la pared de quincha, los rastros de una vida andina cotidiana y verdadera.

    Esta imagen no fue buscada. Pero se quedó conmigo desde que apreté el obturador. Y me recordó que a veces, lo mejor que puede hacer uno como fotógrafo es simplemente estar presente, con la mirada atenta y la cámara lista. Porque las mejores imágenes, muchas veces, no se buscan: te encuentran.


    Cámara: Canon PowerShot G12
    Modo: Apertura, formato RAW
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Carretera Central, antes de Ticlio, Perú
    Fecha: Madrugada de un día cualquiera
    Condiciones: Luz suave al amanecer, aire frío de altura, escena espontánea

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  • Atardecer de Rocas y Arena: Marcona con la Canon G1 X

    Atardecer de Rocas y Arena: Marcona con la Canon G1 X

    Hay lugares que sorprenden no por lo que muestran a simple vista, sino por lo que revelan cuando te detienes a observar. Así fue Marcona para mí. En febrero de 2018, con la Canon G1 X en mano, salí a caminar por una playa que parecía esculpida por el viento y el tiempo: arena dorada, formaciones rocosas afiladas como cuchillas, y un mar que no pide permiso para rugir.

    El sol se iba apagando lentamente, tiñendo el horizonte de tonos naranjas y magentas. Y justo ahí, entre el sonido de las olas rompiendo contra la roca y la brisa cargada de sal, todo se alineó para hacer fotografía.

    Canon G1 X: compacta, pero con carácter

    La Canon G1 X es de esas cámaras que parecen subestimadas hasta que las usas con intención. Con su sensor grande y una óptica nítida, supo capturar toda la gama de colores del atardecer, desde los reflejos dorados en la arena húmeda hasta los detalles en las sombras de las rocas.

    En casa, procesé las imágenes en Adobe Lightroom. Resalté texturas, recuperé luces suaves en el cielo y dejé que el contraste natural hiciera lo suyo. La idea era mantener la atmósfera original, esa mezcla de calma y fuerza, como solo el mar sabe ofrecer.

    Una playa para mirar y quedarse

    No sé si esta playa de Marcona tiene nombre, pero sí tiene alma. Es de esas que no necesitan palmeras ni sombrillas para ser perfectas. Solo la luz justa, un encuadre honesto y una cámara que no estorbe entre tú y la escena.


    Cámara: Canon PowerShot G1 X
    Modo: Apertura, formato RAW
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Marcona, Ica, Perú
    Fecha: Febrero 2018
    Condiciones: Atardecer, cielo despejado, mar en movimiento, luz cálida

  • Noches de Historia: Lima Iluminada con mi Nikon D100

    Noches de Historia: Lima Iluminada con mi Nikon D100

    Hay algo especial en caminar por el Centro de Lima cuando el bullicio ha bajado y las luces toman el protagonismo. En una noche de Noviembre de 2009, salí con mi Nikon D100 a capturar esa Lima nocturna, majestuosa, elegante y serena, que solo aparece cuando el tráfico se calma y los faroles hacen su magia.

    Con trípode al hombro y la mente en modo panorámico, recorrí dos joyas del casco histórico: la Plaza de Armas y la Plaza San Martín. Ambas emblemáticas, ambas distintas, pero unidas por el mismo aire de nostalgia republicana.

    Nikon D100 y Adobe Lightroom: Una Dúo con Alma

    Disparar con la Nikon D100 no es solo fotografiar, es entrar en otra época. Su sensor CCD tiene ese “color” que muchos seguimos buscando. Aunque limitada por los estándares actuales, su carácter la convierte en una herramienta perfecta para capturar la atmósfera cálida y dramática de la ciudad iluminada.

    Las tomas panorámicas, uniendo varias imágenes en postproducción, me permitieron plasmar no solo los edificios, sino también la sensación de amplitud, el silencio visual de la noche y el contraste con las trazas de luz de los autos que aún cruzan las avenidas limeñas.

    Adobe Lightroom hizo el resto. Ajustes finos de contraste, corrección de perspectiva y un empujón sutil a las sombras para no perder detalles en la arquitectura. Nada exagerado: la idea era mantener la fidelidad de la escena tal como la viví.

    Plaza de Armas: Entre la Historia y el Tiempo

    La Catedral, con su iluminación cálida y monumental, parecía surgir del suelo con cada disparo de larga exposición. Los balcones coloniales, los semáforos y las estatuas daban la sensación de que Lima seguía viva, incluso a esas horas donde todo parece dormir.

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    Plaza San Martín: El Resplandor de la República

    Aquí, la escena era más amplia, más cinematográfica. La estatua ecuestre de San Martín se imponía mientras los edificios a su alrededor proyectaban sombras elegantes sobre el pavimento. Los detalles neobarrocos y art déco relucían bajo las farolas como si estuvieran vestidos para una gala.

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    Cámara: Nikon D100
    Modo: Apertura, con trípode
    Formato: RAW
    Técnica: Fotografías panorámicas unidas en postproducción
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Centro Histórico de Lima, Perú
    Fecha: Noche sin fecha fija, pero con mucha memoria

  • Amanecer en Chala: Barcos Dormidos y Luz Dorada desde el Hotel de Turistas

    Amanecer en Chala: Barcos Dormidos y Luz Dorada desde el Hotel de Turistas

    Despertar frente al mar es un lujo. Pero hacerlo en Chala, Arequipa, tiene un matiz distinto: es como si el tiempo se detuviera por unos minutos mientras el sol tiñe de oro todo lo que toca. En febrero de 2018, pasé una noche en el clásico Hotel de Turistas, ubicado justo frente al mar, y al día siguiente salí con mi Canon G1 X a capturar ese instante único en que el día comienza y la calma aún no se rompe.

    Apenas asomaba la luz, la atmósfera ya estaba cargada de una calidez mágica. El cielo era un degradado de celeste pálido con tonos durazno. La bahía estaba quieta, casi como un lago, y las embarcaciones de pesca —pintadas con nombres como “Estrella”, “Huellas” o “Dios Proveerá”— flotaban, inmóviles, como esperando una orden divina para moverse.

    Luz cálida y textura costera

    Con la Canon G1 X en mano, una cámara compacta con alma de reflex, empecé a componer. Su sensor grande y su capacidad de disparar en RAW fueron clave para capturar la riqueza cromática del amanecer sin perder detalle en las sombras ni quemar las luces.

    Los botes parecían suspendidos, como parte de una coreografía marina. Y la luz dorada del sol, aún bajo en el horizonte, resaltaba los verdes, rojos y azules de las embarcaciones, dándoles una apariencia casi pictórica. Me enfoqué en las texturas: la superficie del agua, las rocas oscuras del primer plano y los reflejos suaves que jugaban entre las olas.

    Una postal de la pesca artesanal peruana

    Más allá de la imagen estética, lo que me atrapó fue la sensación de comunidad: esos barcos representan el sustento de muchas familias. En ese momento del día, sin motores, sin redes en uso, son simplemente parte del paisaje. Pero uno sabe que en minutos comenzará la rutina: redes al agua, motores rugiendo, y el puerto tomando vida.

    Esa pausa antes del movimiento es lo que quise capturar. Un instante de paz antes del trabajo. Una postal honesta de la costa peruana.


    Cámara: Canon PowerShot G1 X
    Modo: Apertura, RAW
    Ubicación: Chala, Arequipa, Perú
    Fecha: Febrero 2018
    Notas técnicas: ISO bajo, apertura media para nitidez y detalle, velocidad moderada para captar calma sin congelar del todo el agua.

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