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  • Mirage 2000: Elegancia Supersónica en el Cielo Peruano

    Mirage 2000: Elegancia Supersónica en el Cielo Peruano

    El Mirage 2000 no es solo un avión de combate: es un símbolo de poderío tecnológico y de soberanía aérea. De origen francés, este caza supersónico se convirtió en un ícono de la aviación militar moderna desde su introducción en los años 80. Derivado del legendario Mirage III, este avión heredó su elegancia y la llevó un paso más allá, con mejoras sustanciales en aerodinámica, electrónica y armamento.

    Perú y su apuesta por la velocidad

    El Perú fue uno de los primeros países en Sudamérica en incorporar cazas supersónicos a su fuerza aérea. A finales de los años 60, el Estado comenzó una renovación ambiciosa de su flota aérea, y entre los años 70 y 80, se adquirieron cerca de dos decenas de Mirage 2000. Estos aviones no solo marcaron una diferencia tecnológica en la región, sino que también reflejaban una clara intención de mantener la soberanía y el control del espacio aéreo nacional.

    Curiosamente, algunos de estos Mirage fueron considerados para participar en la Guerra de las Malvinas. Sin embargo, debido a la tensa coyuntura diplomática entre Argentina y el Reino Unido, los aviones nunca llegaron a ser entregados ni utilizados por los argentinos. Una historia paralela que muestra cómo la política internacional a veces interfiere con los destinos del acero y la pólvora.

    El Cenepa: disuasión desde el cielo

    Durante el conflicto del Cenepa, entre 1996 y 1997, los Mirage 2000 peruanos tomaron un rol clave en las misiones de patrullaje aéreo. Si bien nunca se registró un enfrentamiento directo entre cazas peruanos y ecuatorianos, su sola presencia en los cielos bastó para enviar un mensaje claro: el Perú estaba listo. Estos vuelos no solo fueron estratégicos, sino también psicológicos; una demostración de fuerza que ayudó a contener el avance de las tropas ecuatorianas sin necesidad de entrar en combate aéreo.


    Fotografía analógica en tiempos digitales

    Esta serie de fotografías fue capturada durante una exhibición en la base aérea de Las Palmas, en Surco, Lima. A diferencia de mis publicaciones anteriores sobre el Mig-29 y el Sukhoi Su-25, decidí que esta vez quería algo distinto, algo con alma.

    Por eso llevé conmigo mi Nikon F5, una cámara de película que nunca decepciona. Monté un lente Nikkor 28-105mm, cargué un rollo de Kodak ProImage 100, y me sumergí en la experiencia táctil de la fotografía analógica. La textura, el grano, los colores… hay algo en el film que simplemente no puede ser replicado por ningún sensor digital.

    Los negativos los escaneé personalmente con un escáner Epson Photo 4490, cuidando cada detalle para conservar esa atmósfera nostálgica que tanto aprecio en este tipo de tomas.


    ¿Qué te pareció este viaje visual y técnico al pasado glorioso del Mirage 2000?
    Déjame tus impresiones, y si también eres amante del film, ¡comparte tus experiencias!

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  • Sukhoi Su-25 en Lima – El blindado del aire sobre la Base Las Palmas

    Sukhoi Su-25 en Lima – El blindado del aire sobre la Base Las Palmas

    Hay algo en el Sukhoi Su-25 que impone. No es tan esbelto como un Mirage 2000 ni tan veloz como un MiG-29, pero transmite fuerza bruta, resistencia y presencia. Fue uno de los grandes protagonistas durante la exhibición militar que viví en la Base Aérea Las Palmas, en Surco, Lima, donde tuve el privilegio de fotografiarlo muy de cerca.

    Como muchos, crecí fascinado por los aviones de combate. Estar frente a un Su-25, una verdadera bestia diseñada para la guerra real, fue como ver a un tanque alado descansando antes de su próxima misión. Y lo mejor: poder capturarlo con mi cámara de película.

    El Su-25: el «tanque volador» soviético

    El Sukhoi Su-25, apodado por la OTAN como «Frogfoot», fue desarrollado por la Unión Soviética a fines de los años 70 como una respuesta directa al A-10 Thunderbolt II estadounidense. Su misión: apoyo aéreo cercano, es decir, volar bajo, resistir fuego antiaéreo y brindar respaldo directo a tropas en tierra.

    Diseñado para operar en condiciones duras, el Su-25 está blindado literalmente: la cabina está protegida por una bañera de titanio, y sus motores están separados para evitar que un solo impacto los destruya. Además, puede despegar y aterrizar desde pistas improvisadas o dañadas, y transportar una amplia variedad de armas: desde bombas tontas hasta misiles guiados.

    No es un avión elegante, es un trabajador del aire, hecho para durar y cumplir.

    El Su-25 en la Fuerza Aérea del Perú

    El Perú es uno de los pocos países latinoamericanos que opera el Su-25. La Fuerza Aérea del Perú (FAP) adquirió estos aviones en la década de 1990, y desde entonces los ha utilizado en múltiples roles, especialmente en operaciones de control del narcotráfico y vigilancia de zonas fronterizas.

    En particular, se han destacado por su capacidad de volar a baja altura en terrenos difíciles, operar con autonomía táctica y brindar un poder de fuego preciso. Actualmente, están asignados a bases estratégicas del país, y su presencia en exhibiciones como la de Las Palmas demuestra que siguen siendo parte fundamental del arsenal aéreo peruano.

    Mi acercamiento fotográfico: lente clásico para un clásico soviético

    Para estas tomas decidí volver a lo esencial: Nikon F5, lente Nikkor 28-105 mm, y película Kodak ProImage 100. Quería que el resultado tuviera esa textura atemporal del cine analógico. El Su-25 no es un avión moderno con pantallas digitales y líneas limpias; es rudo, con remaches, con pintura desgastada… y eso, creo, se ve mejor con película.

    Los negativos los escaneé con mi Epson Photo 4490, cuidando que el grano, los colores y los contrastes se mantuvieran fieles a la escena original. Algunas tomas están hechas desde ángulos bajos para resaltar el volumen del avión; otras se enfocan en detalles como la cabina, los depósitos de combustible externos o las toberas. Cada una es un intento de capturar su carácter.


    A continuación encontrarás mis tomas del Su-25. Espero que, más allá de lo visual, transmitan el respeto que siento por este avión y el placer de trabajar con fotografía analógica en un entorno tan potente como una base aérea activa.


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  • El Rugido del MiG-29 en Lima – Fotografías desde Las Palmas

    El Rugido del MiG-29 en Lima – Fotografías desde Las Palmas

    Desde niño, los aviones de combate siempre ejercieron sobre mí una mezcla de asombro y respeto. Las formas afiladas, el rugido de los motores, esa sensación de poder contenido… Así que cuando supe que habría una exhibición aérea en la Base Aérea Las Palmas, en Surco, no lo pensé dos veces: tenía que estar ahí, cámara en mano.

    Ese día desfilaron ante mis ojos verdaderas joyas de la aviación militar: Sukhoi Su-25, Mirage 2000, y por supuesto, la estrella de la jornada: el imponente MiG-29 Fulcrum de la Fuerza Aérea del Perú.

    El MiG-29: símbolo de la Guerra Fría en cielos peruanos

    El Mikoyan MiG-29, conocido por la OTAN como “Fulcrum”, fue diseñado en la ex-Unión Soviética en los años 70 como una respuesta directa a los cazas norteamericanos F-15 Eagle y F-16 Fighting Falcon. En plena Guerra Fría, se necesitaba un interceptor veloz, ágil y letal, capaz de mantener la paridad tecnológica en los cielos.

    Su debut operativo fue en 1983, y desde entonces ha sido una de las piezas clave de la aviación de combate rusa. Se caracteriza por sus motores gemelos RD-33, su capacidad de maniobra en combate cerrado (dogfight), y una velocidad máxima que supera los Mach 2.2 (más de 2,400 km/h).

    Perú y el MiG-29: una alianza estratégica

    En Latinoamérica, el Perú es el principal operador del MiG-29. La FAP adquirió inicialmente 18 unidades en la década de 1990, como parte de un proceso de modernización y disuasión estratégica. Algunos fueron comprados directamente a Bielorrusia, y posteriormente se realizó una modernización local para extender su vida útil.

    Hoy en día, los MiG-29 peruanos se distribuyen entre las bases aéreas del norte del país, como Piura y Chiclayo, formando una parte fundamental del poder aéreo nacional. Su presencia ha sido clave para mantener el equilibrio regional, especialmente frente a potenciales amenazas o tensiones fronterizas.

    Mi acercamiento fotográfico: volver al rollo

    En esta exhibición decidí hacer algo diferente. En vez de llevar una cámara digital, opté por lo clásico: mi Nikon F5, una de las mejores cámaras de película de todos los tiempos. La acompañé con un lente Nikkor 28-105 mm, muy versátil para fotografía de eventos y detalles técnicos.

    Usé película Kodak ProImage 100, que ofrece una paleta de color cálida, ideal para capturar el brillo metálico de los cazas bajo el sol limeño. Los negativos los escaneé yo mismo en casa, con un Epson Photo 4490, cuidando cada detalle del grano y la fidelidad del color.

    No buscaba simplemente retratar aviones, sino capturar ese “algo más”: el peso histórico, la presencia imponente en tierra, los reflejos sobre el fuselaje, el contraste con el cielo.


    Abajo encontrarás la galería con las tomas que hice ese día. Algunas muestran detalles de las toberas, otras el perfil completo de la aeronave lista para rugir. Todas con el objetivo de rendir homenaje visual a uno de los cazas más emblemáticos del mundo, y a la pasión por la aviación que muchos compartimos desde la infancia.

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