Unas cuantas fotografia del atardecer en Miraflores
Las tomas son de Diciembre 2011. Después de tiempo las volví a revisar y las armé.
Y digo las armé porque son tomas panorámicas unidas unas de otras. Con Photoshop o PTGUI.
Definitivamente una de las experiencias mas exóticas que he vivido ha sido mi visita a las Grutas de Cacahuamilpa. Estas son unas grutas hechas por formaciones rocosas que la hacen única en el mundo. Estar dentro y pasar por sus galerias y pasillos es toda una aventura, tuve la oportunidad de llegar desde Chilpancingo hasta Taxco y de ahi a las grutas.
Se llega en bus, Estrella De Oro, Estas grutas proveen de entretenimiento para toda la familia, asi como recuerdos para los visitantes. Hay que pagar un costo de ingreso, el cual permite entrar y disfrutar de estos encantos naturales. Al entrar uno tiene un guia que explica todo el recorrido de inicio a fin, son como 2 horas aproximadamente de recorrido entre pasillos y galerías.
Como siempre lleve mi compañera de viaje, mi cámara digital Nikon D80, con lente Nikkor 18-55. Un equipo bastante ligero para caminatas largas.
Las grutas no tienen mucha luz y debido a la celeridad, al tiempo y al guia, las luces se apagaban pronto. Tampoco pude haber usado mi tripode por el mismo motivo, asi que todas las tomas fueron hechas a pulso a 1/15 a iso 1000 en modo RAW con la abertura mas amplia posible, f/3.5. El ruido de la Nikon D80 fue difícil de controlar, pero como comente, había poca oportunidad de hacer tomas. si alguien contacta a la CONANP (Consejo Nacional de Áreas Nacionales Protegidas de México) díganles que estaría mas que contento de poder regresar y hacerles algunas tomas.
Finalmente, y a la salida de las grutas, pude degustar un rico coco con ginebra, acompañado de hierba buena. Todo por 40pesos, preparado ahi mismo.
Algunos accesorios no solo mejoran la experiencia fotográfica, también cuentan una historia. Este es uno de esos casos. Caminando por Polvos Azules, uno de los santuarios de tesoros fotográficos escondidos en Lima, me topé con algo que, de lejos, parecía una Nikon F3 HP destartalada. Pero lo que captó mi atención no fue el cuerpo en sí, sino lo que tenía montado: un visor enorme, fuera de lo común, casi desproporcionado. Me acerqué, pregunté y, sin muchas vueltas, supe que me lo tenía que llevar.
No hay inscripción que lo confirme, pero estoy convencido de que este visor fue diseñado para uso espacial. ¿Por qué? Fácil: el tamaño. Este accesorio no es cualquier cosa: amplía la imagen del visor estándar de la Nikon F3 y permite una visualización cómoda incluso con obstáculos como… digamos, un casco de astronauta. La teoría no es descabellada si recordamos que la Nikon F3 fue la cámara elegida por la NASA para múltiples misiones espaciales en los años 80 y 90. No sería raro que este visor se haya desarrollado pensando en facilitar el encuadre en condiciones extremas, donde mirar por un visor tradicional sería imposible.
No tiene nombre grabado, no hay manual ni referencia oficial en internet. Pero funciona como si fuera parte del diseño original de la cámara.
Esa Nikon F3 HP estaba en mal estado, parecía condenada al olvido. Pero el visor estaba intacto. Se lo compré al vendedor por separado, junto a una tapa de acoplamiento para el motor de arrastre MD-4, que me dejó por 10 soles (unos 3.5 dólares). Un precio simbólico para algo que, para mí, tiene un valor histórico y funcional incalculable.
La lleve a un viaje de Trekking a Rupac, A pesar del volumen, este visor ha cambiado la forma en que compongo mis fotos analógicas, especialmente en paisajes. Lo he usado en varias salidas a la sierra peruana, donde la luz, la altura y los paisajes hacen que cada cuadro valga la pena.
En lugares como Huancayo, Jauja o Rupac, compuse tanto en película como en digital. Pero la experiencia de mirar a través de este visor, con ese encuadre amplio y despejado, es algo que no se puede replicar en una pantalla LCD. Es una forma más consciente y lenta de fotografiar, más conectada al entorno. Y sí, también más disfrutable.
Definitivamente sí, si eres amante de la Nikon F3 y buscas una experiencia más cómoda al componer tus tomas. No es práctico para callejear, pero en fotografía de paisaje, arquitectura o retrato tranquilo, transforma por completo la ergonomía de la cámara. Además, como pieza de colección, tiene un aire de rareza que la hace aún más valiosa.
Después de algunos años, he dado un paso importante en mi equipo fotográfico. Ayer cambié mi cámara digital: pasé de una Nikon D80 a una Nikon D2x. Este cambio me llenó de la misma emoción que sentí cuando adquirí mi primera cámara Nikon, la inolvidable N75.
Mi recorrido en la fotografía comenzó en 1996, cuando tuve la suerte de usar una cámara prestada de mi madre: una Praktica MTL-3 con un lente Carl Zeiss Tessar 50mm f/2.8. Desafortunadamente, esa cámara se perdió, y no volví a tener otra SLR hasta el 2006.
En 2006, finalmente adquirí mi primera cámara Nikon, la N75, una cámara de película que compré de segunda mano por $250 en Mercado Libre. Aunque se trataba de un modelo de entrada, tenía características sorprendentes que la acercaban al nivel profesional: opciones manuales, medición matricial (matrix metering), y un lente 28-80mm que ofrecía una nitidez espectacular. Además, su diseño liviano la hacía muy práctica.
La N75 fue mucho más que una cámara para mí. No solo la conservo por nostalgia, sino también porque sus funcionalidades siguen siendo excepcionales.
En octubre de 2008, tras mucho ahorrar y analizar el mercado, adquirí mi Nikon D80, una cámara digital que aceptaba todos los lentes Nikon. Inicialmente, había considerado la D40 por su precio, pero decidí invertir un poco más porque la D40 carecía de motor de autofoco, limitando su compatibilidad con ciertos lentes.
La D80 fue mi compañera fiel durante años. En su categoría, es una cámara excelente, pero, con el tiempo, mi colección creció. Incorporé cámaras como las Nikon F3, F4s y F5, todas de película. Usar estas cámaras de construcción sólida y diseño profesional transformó mi experiencia. Comparada con ellas, la D80 comenzó a sentirse como un juguete: demasiado plástica, ligera y con un sensor que producía mucho ruido.
Esto me llevó a buscar un modelo con mayores prestaciones.
Mis opciones eran claras:
Finalmente, encontré una excelente oferta para una Nikon D2x, y no lo dudé.
La Nikon D2x es, en todos los sentidos, una cámara profesional. Aunque yo no me considero un fotógrafo profesional, este modelo comparte la filosofía de todas mis cámaras anteriores: calidad, durabilidad y funcionalidad.
La D2x cuenta con un sensor CMOS de 12.4 megapíxeles, el primero de este tipo en una Nikon, y un cuerpo de aleación de aluminio que ofrece una construcción robusta. Además, su capacidad de medición matricial (matrix metering) con lentes Nikkor manuales es una gran ventaja para mí.
A pesar de no incluir el procesador Expeed, que reduce el ruido en ISOs altos, sus características me tienen fascinado. El único detalle negativo es la ausencia de un flash incorporado, aunque esto no es un problema, ya que rara vez utilizo flash en mi fotografía.
Ayer (30 de Marzo 2011) comencé a explorar mi D2x y me tomé el tiempo de leer el manual. Poco a poco, iré dominando todas sus funcionalidades. Este cambio me llena de entusiasmo, y no puedo esperar para ver cómo este nuevo equipo influirá en mi trabajo fotográfico.
La D2x marca el inicio de una nueva etapa en mi recorrido por el mundo de la fotografía, y estoy ansioso por lo que está por venir.