Hay compras que se hacen con emoción, y otras que se hacen con cabeza fría. La Nikon D300 entra claramente en la segunda categoría. Ya tenía una D300s, pero sentía que necesitaba algo más: una segunda cámara de respaldo, fiable, conocida, que no me obligara a cambiar hábitos ni a pensar demasiado cuando salía a fotografiar.
La encontré en una muy buena oferta de segunda mano. No lo dudé mucho. Sabía exactamente qué estaba comprando.
No buscaba algo nuevo, buscaba tranquilidad
Hoy el mercado empuja a renovar constantemente. Más megapíxeles, más seguimiento, más pantallas. Pero cuando sales a fotografiar —de viaje, en la calle o simplemente caminando sin apuro— lo que quieres es que la cámara responda igual siempre.
La D300 hace eso. No sorprende, no estorba, no exige adaptación. Todo está donde lo recuerdas. El cuerpo de magnesio se siente sólido, los botones tienen recorrido, el visor es grande y claro. Es una cámara hecha para usarse, no para mirarse.
Ya había escrito una comparativa entre la D300 y la D300s, y esa experiencia previa fue clave. Sabía que la D300 “original” seguía siendo plenamente válida para lo que necesitaba: fotografía pura y un respaldo confiable.
Una cámara construida para durar
La D300 pertenece a una generación donde Nikon diseñaba cámaras pensando en condiciones reales: polvo, frío, uso intensivo. El sellado, la robustez y la ergonomía se notan desde el primer momento.
No hay menús infinitos ni funciones escondidas. Hay acceso directo a ISO, balance de blancos, medición, enfoque. Todo es inmediato. Disparas y listo. Eso, hoy, se siente casi liberador.
CompactFlash: vieja escuela, pero efectiva
La Nikon D300 usa tarjetas CompactFlash (CF). Para muchos esto puede parecer una desventaja en 2026, pero en la práctica no lo es. Las CF son robustas, confiables y tienen un rendimiento sostenido muy sólido, especialmente para disparar en RAW y ráfagas largas.
Si ya trabajas con Nikon de esta época, probablemente ya tengas tarjetas CF en tu flujo. Y si no, siguen siendo fáciles de conseguir en el mercado de segunda mano.
La batería: cuando todo encaja
Uno de los detalles que más valoro de la D300 es algo que pocas veces se destaca: la batería. Usa la EN-EL3e, una batería que comparto con otras cámaras Nikon que tengo. Esto, en la práctica, es oro.
No tengo que llevar baterías distintas ni cargadores extra. Todo es compatible. Todo fluye.
La autonomía sigue siendo excelente incluso hoy. En uso real —RAW, visor óptico, enfoque continuo ocasional— la D300 puede rendir entre 900 y 1,000 disparos por carga. Para viajes o caminatas largas, esa tranquilidad no tiene precio.
Además, al ser una batería muy común, se consigue fácilmente: original o de terceros, nueva o usada, sin complicaciones.
Características técnicas de la Nikon D300
| Característica | Nikon D300 |
|---|---|
| Sensor | CMOS APS-C (DX) de 12.3 MP |
| Procesador | EXPEED |
| ISO nativo | 200 – 3200 (expandible 100–6400) |
| Sistema AF | Multi-CAM 3500DX, 51 puntos |
| Ráfaga | 6 fps (hasta 8 fps con grip) |
| Obturador | Hasta 1/8000 s |
| Sincronización flash | 1/250 s |
| Pantalla | 3” LCD, 920,000 puntos |
| Cuerpo | Aleación de magnesio |
| Sellado climático | Sí |
| Memoria | CompactFlash (CF) |
| Batería | EN-EL3e |
| Autonomía | 900–1,000 disparos aprox. |
¿Qué se siente usarla hoy?
Usar la D300 en 2026 es volver a una fotografía más consciente. No hay distracciones. No hay pantallas articuladas ni asistentes constantes. Hay visor, encuadre y disparo.
Los archivos RAW siguen siendo nobles, fáciles de trabajar en Lightroom o NX Studio. Los colores son consistentes y el rango dinámico, aunque no moderno, sigue siendo perfectamente usable si expones bien.
¿Sigue siendo relevante en 2026?
Sí, si sabes exactamente para qué la quieres.
No es una cámara para video ni para tendencias actuales. Pero como cámara de respaldo, de viaje o de fotografía diaria, la D300 sigue teniendo sentido. Es económica, confiable, compatible con una enorme gama de lentes Nikon F y muy barata de mantener.
En un mundo donde muchas cámaras dependen de baterías pequeñas, firmware constante y accesorios propietarios, la D300 ofrece algo cada vez más raro: simplicidad y autonomía real.
Conclusión personal
La Nikon D300 no es nostalgia. Es una decisión práctica. Es una cámara que todavía se deja usar, que no molesta y que acompaña. Como respaldo, me da algo que valoro mucho: consistencia.
Sé cómo responde. Sé qué esperar. Y en fotografía, eso sigue siendo más importante que cualquier especificación nueva.