Mes: abril 2025

  • Barrio Chino en película: Paseo nostálgico con la Nikon F3

    Barrio Chino en película: Paseo nostálgico con la Nikon F3

    Recuerdo claramente aquel octubre del 2010; pasaba por el centro de Lima y una tarde con excelente luz decidí aprovechar mi refrigerio de una manera distinta. Cogí mi fiel Nikon F3 cargada con película Kodak ProImage y me dirigí al Barrio Chino, un pequeño rincón de la ciudad lleno de detalles fascinantes que muchas veces pasamos por alto en nuestro día a día.

    Al llegar al famoso arco que da la bienvenida a esta vibrante comunidad, quedé fascinado con los colores intensos y los detalles arquitectónicos tan cuidadosamente elaborados. No podía resistirme a capturar esos patrones exóticos y los delicados adornos orientales tallados y pintados a mano, que bajo la luz de esa tarde, brillaban con un esplendor especial.

    La Nikon F3 resultó ser la compañera perfecta para esta aventura fotográfica improvisada. Su construcción sólida y su manejo sencillo pero preciso me permitieron concentrarme en la belleza que tenía frente a mí, olvidándome por completo de complicados ajustes técnicos. Solo tenía que medir la luz, encuadrar, y dejar que el obturador hiciera lo suyo.

    La película Kodak ProImage aportó colores suaves y naturales, resaltando la esencia auténtica del lugar sin exageraciones. La combinación con la óptica de la F3 dio resultados ideales para este tipo de escenas urbanas, entregando un detalle sutil y esa textura especial que solo el film puede ofrecer.

    Mientras disparaba esas fotos, sentí que cada click de mi Nikon F3 capturaba no solo imágenes, sino también fragmentos de historia limeña. El Barrio Chino de Lima se estableció a mediados del siglo XIX, cuando llegaron inmigrantes chinos que enriquecieron culturalmente la ciudad. Y ahí estaba yo, más de un siglo después, retratando ese legado en un día cotidiano.

    Estas fotos reflejan esos momentos simples que hacen de la fotografía una pasión incomparable: escaparme un rato de la rutina laboral, caminar sin prisa y descubrir detalles que normalmente no apreciamos. A veces, todo lo que necesitamos para conseguir fotos memorables es simplemente salir con nuestra cámara favorita y dejarnos sorprender.

    La Nikon F3, una cámara robusta y confiable, diseñada para durar décadas, demostró en esta salida que no hace falta tener la tecnología más moderna para conseguir resultados bellos. Lo que realmente importa es cómo miras el mundo a través del visor y cómo decides contar esas historias.

    Volviendo ahora, años después, a esas imágenes, puedo revivir claramente la emoción de esa tarde, cuando Lima, mi Nikon y yo, hicimos juntos algo inolvidable.

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  • Barranco en invierno: una mañana en Fuji Superia 400 con Minolta X-700

    Barranco en invierno: una mañana en Fuji Superia 400 con Minolta X-700

    Aquella mañana de invierno de 2009 salí a descubrir Barranco con mi Minolta X-700, cargada con un rollo de película Fuji Superia ISO 400. El aire gris limeño mezclado con la bruma costera creó la atmósfera perfecta para explorar la arquitectura colorida y los rincones tranquilos del barrio. Usé el 50 mm f/1.7 de kit para abrazar escenas completas y el tele 150 mm Rokkor para aislar detalles que a menudo pasan desapercibidos.


    Equpo y película

    • Cámara: Minolta X-700, reconocida por su exposición fiable y tacto suave en el disparador.
    • Lentes:
      • Minolta MD 50 mm f/1.7 (kit): ideal para capturar composiciones amplias con un bokeh cremoso.
      • Minolta MD 150 mm f/4 Rokkor Zoom: perfecto para comprimir perspectiva y resaltar texturas.
    • Película: Fuji Superia 400, con su grano suave, saturación moderada y excelente latitud de exposición en condiciones de luz difusa.

    Tonalidades y grano de invierno

    La paleta de la Superia 400 realza los amarillos mostaza de las fachadas, los verdes musgo de los eucaliptos y los rojos terrosos de los balcones. Bajo el cielo encapotado, los colores se apagan solo lo justo para transmitir esa melancolía invernal. El grano fino crea una atmósfera casi táctil: cada muro rugoso, cada adoquín húmedo cobra vida al revelarse en la emulsión.


    Arquitectura y detalles barranquinos

    1. Ventanas y rejas: Con el 150 mm capturé la filigrana de hierro forjado en antiguos balcones y puertas, cada curva y arabesco destacando contra muros amarillos y bermellones.
    2. Cafés históricos: El letrero “SANTOS” sobre madera pulida y el balcón de “El Delfín – Café y Espíritusosos” cobran un aire digno de postal vintage, gracias a los contrastes suaves de la película.
    3. Faroles y bancos: Los faroles de hierro forjado, con sus globos opacos buscando iluminar la mañana gris, y los bancos del malecón, listos para albergarnos en una charla silenciosa, se convierten en sujetos perfectos para el 50 mm abierto a f/1.7.

    Tranquilidad matinal y grafitis poéticos

    La mañana avanzaba sin prisas. Grupos de fotógrafos aficionados se detenían en cada esquina, contemplando el Puente de los Suspiros y sus tablones rojos. En una pared agrietada, un pequeño mosaico rezaba “ESTOY VIENDO” —un guiño literal a nuestra salida fotográfica— mientras murales tribales y totems urbanos apuntaban el camino hacia la Costa Verde.


    Descenso a la Costa Verde

    La bruma se hacía más densa al bajar las escalinatas hasta la playa. El 150 mm se centró en los guijarros pulidos por las olas, revelando colores ocres, grises y toques cerúleos en cada piedra. El corredor de madera con postes rojos y techumbre oscura, suspendido sobre el acantilado, marcaba el final de la ruta urbana y el comienzo del horizonte marino.


    Epílogo: aquellos fotogramas son un testigo íntimo de un invierno limeño. La combinación de Fuji Superia 400, el grano característico de la película y la nitidez de la Minolta X-700 creó un diario visual donde el color, la arquitectura y la calma matinal se funden en una sola estampa de Barranco.

  • Atardecer en el Cerrito de la Libertad: Una Mirada Íntima desde las Alturas de Huancayo

    Atardecer en el Cerrito de la Libertad: Una Mirada Íntima desde las Alturas de Huancayo

    Un Viaje Imprevisto que se Transformó en una Experiencia Inolvidable

    En octubre de 2009, decidí emprender una escapada en solitario, buscando desconectarme del bullicio limeño. Sin un destino fijo, partí hacia Chosica con la intención de explorar lugares como San Pedro de Casta o Marcahuasi. Sin embargo, el azar me llevó hasta San Mateo, donde abordé un bus rumbo a Huancayo. Llegué alrededor de las 5 de la tarde, justo a tiempo para capturar los últimos destellos del sol.​

    Conocía Huancayo de visitas anteriores, así que opté por aprovechar al máximo el poco tiempo disponible. Tomé un taxi desde la Av. Real hasta el emblemático Cerrito de la Libertad, con la esperanza de capturar la esencia del atardecer andino.​

    El Cerrito de la Libertad: Historia y Encanto en lo Alto de Huancayo

    Ubicado al este de Huancayo, el Cerrito de la Libertad, anteriormente conocido como Cerro de Cullcos, es un mirador natural que ofrece vistas panorámicas de la ciudad y del valle del Mantaro. Este lugar no solo destaca por su belleza escénica, sino también por su rica historia.​

    En este cerro se libraron dos batallas significativas: la primera en 1854, donde Ramón Castilla derrotó a José Rufino Echenique, y la segunda en 1894, durante la guerra civil entre las fuerzas de Cáceres y Piérola. Tras estas contiendas, el cerro adoptó el nombre de «Cerrito de la Libertad», en honor al Batallón Libertad que participó en la última batalla .​

    Hoy en día, el Cerrito se ha transformado en un complejo recreacional que incluye una capilla dedicada a la Santísima Cruz de Mayo, una concha acústica con capacidad para 2,000 personas, un zoológico con más de 50 especies, juegos infantiles, una piscina (actualmente inhabilitada) y una gruta en honor a la Virgen de Lourdes . Además, se puede apreciar un avión bimotor donado por la Fuerza Aérea del Perú, que añade un toque distintivo al lugar.​

    Capturando la Luz Dorada: Técnica y Pasión Fotográfica

    Para esta sesión, utilicé mi recién adquirida Nikon D80 junto con un objetivo 17-35mm f/2.8 de segunda mano. Aunque el lente presentaba problemas de enfoque, logré obtener una serie de fotografías panorámicas uniendo varias tomas verticales y horizontales, posteriormente editadas y alineadas en Photoshop.​martintoy.com

    Estas imágenes, tomadas en 2009, permanecieron archivadas hasta que, en junio de 2013, un pedido específico me motivó a rescatarlas, editarlas y compartirlas. El resultado es una colección que no solo captura la belleza del atardecer huancaíno, sino también la esencia de un viaje espontáneo y enriquecedor.​

    Consejos para los Fotógrafos y Viajeros

    • Equipo Recomendado: Lentes gran angular para capturar la amplitud del paisaje y filtros ND para manejar la exposición durante el atardecer.​
    • Mejor Hora para Fotografiar: Aproximadamente entre las 5:00 p.m. y las 6:00 p.m., cuando la luz dorada realza los colores del valle.​Instagram
    • Acceso: Desde el centro de Huancayo, se puede llegar en taxi en unos 5 minutos o caminando en aproximadamente 20 minutos.​
    • Recomendaciones: Llevar agua, protección solar y, si es posible, visitar durante días de semana para evitar aglomeraciones.​

    Reflexión Final

    El Cerrito de la Libertad no es solo un punto elevado desde donde observar Huancayo; es un lugar donde la historia, la cultura y la naturaleza convergen. Capturar su atardecer fue más que una experiencia fotográfica; fue una conexión profunda con el espíritu de la sierra central peruana.

  • Nikon F-601: Una SLR que Merece Más Reconocimiento

    Nikon F-601: Una SLR que Merece Más Reconocimiento

    Hoy, es fácil olvidar lo que una buena cámara de rollo puede ofrecer. Pero basta con cargar un rollo de 36 exposiciones y escuchar ese inconfundible clic del obturador mecánico para recordar por qué muchos seguimos volviendo al mundo analógico. La Nikon F-601 (conocida también como N6006 en algunos mercados) es uno de esos cuerpos que no suelen llevarse los titulares, pero que saben hacer bien su trabajo… muy bien.

    Diseño robusto y electrónico a la vez

    Lanzada en 1990, la F-601 fue parte de esa generación de cámaras que intentaban lo mejor de dos mundos: la precisión electrónica sin sacrificar la sensación de una SLR mecánica. Su cuerpo no es tan liviano como el de una FM2, pero sí mucho más ergonómico y moderno. Tiene una buena empuñadura, controles fáciles de acceder y una pantalla LCD superior que te dice justo lo que necesitas.

    ¿Lo mejor? Usa lentes Nikon con montura F, lo que significa acceso a una enorme gama de cristales de calidad. Desde un sencillo 50mm f/1.8 hasta un 35-70mm con autofoco, todo cabe y todo funciona (dependiendo del modelo de lente, claro).

    Enfoque automático que aún se defiende

    No esperes un sistema de enfoque como el de una cámara mirrorless moderna, pero para su época, el AF de la F-601 era rápido y confiable. Perfecto para retratos callejeros, fotografía de viajes y hasta algo de acción si sabes anticiparte. El autofoco es de un solo punto, pero preciso. Si vienes del mundo digital, quizás necesites un par de rollos para acostumbrarte, pero pronto le tomarás el ritmo.

    Modos para todos los gustos

    La F-601 puede usarse en modo completamente manual, prioridad de obturación, prioridad de apertura y programado. Esta versatilidad la hace ideal tanto para principiantes como para fotógrafos más experimentados. Y con velocidades de obturación que van de 30 segundos a 1/2000s, más sincronización de flash a 1/125s, no te quedarás corto.

    Batería y flash incorporado

    Funciona con dos baterías CR123A, lo cual puede parecer un poco incómodo hoy, pero son fáciles de conseguir y duran bastante. Además, trae flash integrado, ideal para situaciones espontáneas o de baja luz, aunque probablemente querrás usar uno externo para un mejor resultado estético.

    ¿Y cómo rinde?

    La Nikon F-601 destaca por su fiabilidad. Si la combinas con un buen lente y una película adecuada, puedes obtener imágenes con un rango dinámico amplio, gran nitidez y colores vibrantes. Todo, por supuesto, con ese look analógico que tanto buscamos.


    Conclusión: ¿Vale la pena?

    Totalmente. La Nikon F-601 puede ser la compañera perfecta para quien quiere iniciarse en la fotografía analógica sin complicaciones. No tiene la fama de otras Nikon de su época, pero precisamente por eso se consigue a buen precio en el mercado de segunda mano. Es una cámara noble, cumplidora, y con esa personalidad electrónica-nostálgica que tantos buscamos hoy.

  • Iglesia San Pedro de Lima: Oro, Historia y Técnica Fotográfica

    Iglesia San Pedro de Lima: Oro, Historia y Técnica Fotográfica

    Uno de los templos más impresionantes del Centro Histórico de Lima es, sin duda, la Iglesia San Pedro. Ubicada en la intersección de las calles Azángaro y Ucayali, este recinto jesuita del siglo XVII deslumbra por sus interiores ricamente decorados con pan de oro, altares barrocos, lienzos coloniales de gran formato y una atmósfera que transporta al visitante a otra época.

    Desde el punto de vista técnico, esta serie de imágenes fue realizada con una Nikon D100, una cámara DSLR que, a pesar de sus años, conserva una fidelidad de color y una respuesta tonal admirable cuando se trabaja en formato RAW. Se utilizó un lente de kit AF-S DX NIKKOR 18-55mm f/3.5-5.6G, aprovechando su versatilidad para capturar desde planos amplios hasta detalles de los retablos. Dado que la iglesia cuenta con espacios estrechos y techos elevados, fue necesario realizar panorámicas verticales y horizontales, posteriormente ensambladas en Adobe Lightroom con un flujo de trabajo que permitió mantener la continuidad visual y corregir distorsiones de perspectiva.

    El mayor reto técnico fue lidiar con la iluminación artificial cálida proveniente de lámparas halógenas y candelabros, que contrastaba con algunas zonas más frías iluminadas desde ventanas altas. Para equilibrar estos matices de color, se aplicó una corrección selectiva del balance de blancos y una fusión cuidadosa de las exposiciones. El resultado final muestra la profundidad del dorado, la textura de las tallas en madera, los mosaicos sevillanos del zócalo y el dramatismo del claroscuro en los altares laterales.

    La Iglesia San Pedro no solo representa un hito del patrimonio religioso limeño, sino también un espacio fascinante para la fotografía arquitectónica, donde cada rincón invita a jugar con la simetría, la profundidad y la luz. Fotografiarla es también un ejercicio de paciencia y respeto: cada encuadre revela un fragmento de historia que aún respira.

    A continuacion las fotos, has click para ampliarlas