Etiqueta: nikon d2x fotografía

  • Airbus A318 y A319 en el cielo del altiplano

    Airbus A318 y A319 en el cielo del altiplano

    Esperando el vuelo Puno–Lima, entre turbinas, viento y altura

    Esperar un vuelo en Puno no es una espera cualquiera. El aire es más delgado, el cielo suele abrirse en azules intensos y las nubes parecen más cercanas, casi táctiles. Mientras aguardaba el embarque del tramo Puno–Lima, cámara en mano, me quedé observando estos aviones que rompían el silencio del altiplano. Eran Airbus de la familia A320, muy probablemente Airbus A318 y Airbus A319, perfectamente adaptados a este tipo de rutas.

    Las fotos fueron tomadas con mi Nikon D2x y el clásico 18–55 mm, mientras el avión reposaba en plataforma. No había prisa: solo tiempo para mirar detalles, escuchar el viento y dejar que la escena se arme sola.

    Dos aviones, una misma familia

    El A318 y el A319 comparten ADN, pero cumplen roles ligeramente distintos dentro de una aerolínea:

    • Airbus A318 Es el más pequeño de la familia A320. Capacidad aproximada para 100–120 pasajeros. Ideal para rutas con menor demanda o aeropuertos exigentes por altura y pista. Su tamaño compacto lo hace ágil, eficiente y perfecto para operar en escenarios como el altiplano andino.
    • Airbus A319 Un poco más largo, con capacidad para 120–150 pasajeros. Es uno de los caballos de batalla del corto y medio alcance en Latinoamérica. Mantiene buen equilibrio entre capacidad, consumo y versatilidad.

    A simple vista, la diferencia se nota en el fuselaje: el A319 se ve ligeramente más “estirado”, aunque ambos conservan esa silueta limpia y reconocible de Airbus.

    Volar desde el altiplano: Puno como escenario

    El aeropuerto Inca Manco Cápac de Puno está a más de 3,800 msnm, y eso se siente. Para la aviación comercial, la altura implica cálculos más finos: potencia, peso, longitud de pista. Aquí es donde estos Airbus demuestran por qué siguen siendo tan usados.

    Rutas como Puno–Lima combinan altura extrema en origen, descenso rápido hacia la costa y demanda turística y local constante. El A318 y A319 encajan perfecto en ese perfil, no son gigantes, pero sí robustos y confiables.

    Detalles que solo ves cuando esperas

    Estar en plataforma —aunque sea desde la distancia— te permite apreciar cosas que normalmente pasan desapercibidas, Las turbinas en reposo, con sus álabes perfectamente alineados El contraste del fuselaje blanco contra el cielo puneño. y Las escaleras móviles y el embarque pausado

    Con la Nikon D2x, a pesar de los años, los colores del cielo y el metal siguen saliendo con carácter. No es una cámara moderna, pero tiene ese “look” que se siente honesto, directo, sin artificios.

    Más que un vuelo, un momento

    Estos aviones no son solo máquinas que te llevan de un punto a otro. En lugares como Puno, se convierten en parte del paisaje: un puente entre el altiplano y el mar, entre la quietud andina y el ruido limeño.

    Esperar el vuelo, mirar el avión, fotografiarlo sin apuro… también es parte del viaje. A veces, incluso más memorable que el despegue mismo.

  • La Rosa Náutica de noche: una mirada distinta desde 2012 con una Nikon D2x

    La Rosa Náutica de noche: una mirada distinta desde 2012 con una Nikon D2x

    Hay lugares que todos creen conocer, hasta que la noche los transforma.

    En 2012, la Rosa Náutica se convirtió en un escenario completamente distinto: luces que se expanden en destellos, el mar convertido en una superficie suave y una cámara que obligaba a fotografiar con paciencia.

    Esta serie fue tomada con una Nikon D2x, utilizando exposiciones largas y filtros de efectos especiales, en una época en la que la fotografía digital todavía se hacía sin apuro ni automatismos excesivos.

    Un lugar conocido, visto de otra forma

    La Rosa Náutica es uno de los puntos más fotografiados del litoral limeño. De día es movimiento, turismo y ruido constante. Pero de noche, cuando el ritmo baja y la luz artificial toma protagonismo, el lugar cambia por completo.

    Las estructuras iluminadas, los reflejos sobre el agua y el contraste entre sombras y luces crean un ambiente más íntimo, casi contemplativo. No se trata de documentar el lugar tal como es, sino de interpretarlo desde otra lectura visual.

    Fotografiar en 2012 con una Nikon D2x

    En 2012, usar una Nikon D2x para fotografía nocturna implicaba conocer bien sus límites. Su sensor CCD ofrece colores muy particulares bajo luz artificial, pero no perdona errores. El ISO alto no era una opción cómoda, por lo que el trípode y las exposiciones largas eran parte natural del proceso.

    Lejos de ser una desventaja, esa limitación obligaba a pensar cada disparo. Mirar la escena, leer la luz y esperar el momento adecuado antes de presionar el obturador.

    El uso de filtros y la decisión creativa

    Durante la sesión surgió una decisión poco habitual: utilizar filtros de efectos especiales, como filtros de destellos y prismas. Accesorios que muchos consideran exagerados, pero que en este contexto aportaron carácter a la imagen.

    Las luces del muelle comenzaron a expandirse, generando estrellas intensas y reflejos poco convencionales. Para permitir ese efecto, fue necesario sobreexponer ligeramente las tomas (+0.7 EV), no como un error técnico, sino como una decisión creativa consciente.

    El resultado es una fotografía menos rígida y más expresiva, donde la luz deja de ser solo iluminación y se convierte en protagonista.

    El mar, la luz y el tiempo

    Las exposiciones largas transformaron el mar en una superficie suave, casi etérea. Mientras el agua se diluye, la arquitectura permanece firme. Ese contraste entre lo que se mueve y lo que permanece es lo que da profundidad a estas imágenes.

    Este tipo de fotografía no se apura. Se observa, se espera y se dispara cuando la escena está lista.

    Una fotografía que envejece bien

    Miradas hoy, estas imágenes no se sienten antiguas. Al contrario, transmiten una calma que muchas veces se ha perdido en la fotografía digital moderna. No buscan hiperdefinición ni rangos dinámicos extremos. Buscan atmósfera.

    Son también un reflejo de una forma de fotografiar: menos disparos, más intención y una relación más directa con la luz y el entorno.

    Artículo originalmente fotografiado en 2012.

    Texto revisado y actualizado en 2025.