Categoría: Perú

  • Atardecer en el Callao: Una Tarde de Abril con mi Canon G12

    Atardecer en el Callao: Una Tarde de Abril con mi Canon G12

    Hay tardes que se graban en la memoria, no por lo extraordinario, sino por lo perfectamente cotidiano. Abril de 2014 me regaló una de esas. Tomé mi Canon G12 —mi compañera compacta de espíritu profesional— y me fui a La Punta, ese rincón del Callao que siempre me ha parecido una mezcla entre postal olvidada y resistencia costera.

    La idea era simple: capturar el atardecer. Pero no cualquier atardecer… sino uno que refleje el contraste entre la calma del mar y el bullicio industrial del puerto. Me aposté en la playa de piedras, con la brisa salada en la cara y el trípode bien plantado. El sol comenzaba a ocultarse detrás de una cortina de nubes que apenas dejaban pasar los rayos dorados. El cielo, como en una pintura impresionista, explotaba en tonos pastel que iban desde el azul suave hasta un naranja casi tímido.

    Con la Canon G12 en modo manual, aproveché su capacidad para disparar en RAW y controlar la exposición. Me permití exposiciones largas para suavizar el mar, borrar las olas, y dejar solo una alfombra de seda líquida que reflejaba las luces del puerto como pinceladas de color.

    La Magia del Puerto en Larga Exposición

    Desde mi posición, el terminal de contenedores se mostraba como una ciudad propia: luces, grúas, movimiento. Pero con las largas exposiciones, esa actividad se volvía fantasmal. Los barcos se desdibujaban, las luces se extendían como hilos de oro sobre el agua. Había algo hipnótico en ese contraste entre el rugido de la industria y la quietud de la cámara.

    Tomé varias fotos jugando con el balance de blancos, buscando que los tonos fríos del cielo no opacaran el calor de las luces artificiales. Cada disparo era una mezcla entre técnica y paciencia. Y aunque la G12 no es una cámara “moderna” para los estándares actuales, tiene algo que muchas han perdido: carácter. Su sensor y su procesado producen imágenes con alma, con ese toque “orgánico” que muchas veces echo de menos en equipos más nuevos.

    Lo que Aprendí esa Tarde

    Fotografiar el puerto del Callao me enseñó que no siempre necesitas viajar lejos para encontrar belleza. A veces está a unos cuantos kilómetros, esperando ser descubierta con la luz adecuada y una cámara con la que te sientas conectado.

    También fue un recordatorio de que la fotografía no es solo capturar, es interpretar. Transformar un paisaje industrial en una escena casi poética no es solo técnica: es visión.


    Cámara: Canon PowerShot G12
    Modo: Apertura
    Formato: RAW
    Técnica: Larga exposición, trípode
    Ubicación: Playa de La Punta, Callao
    Fecha: Abril 2014


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  • Un Mañana Nublada con Rayos de Sol: Fotografías Capturadas con la Olympus E-520

    Un Mañana Nublada con Rayos de Sol: Fotografías Capturadas con la Olympus E-520

    Hoy me desperté con ganas de capturar algo especial. Aunque la mañana estaba nublada, algo me decía que había magia en el aire. Salí con mi Olympus E-520, la cámara que me acompaña en muchas de mis aventuras fotográficas. ¿Qué mejor manera de empezar el día que con la cámara en mano, buscando detalles ocultos entre la niebla limeña?

    La luz suave y difusa de la mañana nublada me permitió experimentar con sombras y contrastes, pero, como siempre, la naturaleza tiene su forma de sorprendernos. Justo cuando pensaba que el día se mantendría gris, el sol empezó a asomarse tímidamente entre las nubes. Esos breves momentos de luz solar transformaron la escena, resaltando colores y creando una atmósfera única.

    Una de las cosas que más me gusta de fotografiar en días nublados es la suavidad que da la luz, lo que permite capturar detalles con una claridad que a veces es difícil de obtener en días soleados. Pero cuando el sol apareció, la magia sucedió: la luz dorada bañó los objetos y creé contrastes que daban vida a la escena de una manera que solo un rayo de sol puede hacer.

    Hoy, como siempre, mis caminatas me llevaron cerca de la costa, donde pude disfrutar de algunas de las playas más emblemáticas de Lima. Playa Barranquito, conocida por su ambiente tranquilo, me ofreció una vista serena con las olas rompiendo suavemente en la orilla. A lo lejos, Playa Las Sombrillas brillaba por su calma, siendo el lugar perfecto para disfrutar de la brisa del mar. Mientras tanto, Playa Los Yuyos me regalaba la oportunidad de capturar la quietud de la mañana en cada rincón.

    Aquí les dejo algunas de las fotos que tomé. Se pueden ver las texturas de los edificios, aunque no se ve, el sonido que hace el mar al romper en las piedras y arena, y las sombras que bailan en el suelo. Las capturé con el lente estándar que utilizo con la E-520, algunas con el lente lardo, 40-150, y cada disparo tiene su propio toque de esa quietud mañanera, pero con la frescura de un sol que se abre paso a través de las nubes.

    Me encanta cómo una cámara como la Olympus E-520, que muchos podrían considerar como un equipo «más viejo», todavía tiene la capacidad de ofrecer imágenes ricas en detalles. La textura de las sombras, los tonos suaves y el enfoque nítido se logran gracias a un sensor que, a pesar de sus años, sigue capturando la esencia de cada momento.

    Si alguna vez tienen la oportunidad de salir a fotografiar en un día nublado, les animo a que lo hagan. La luz suave crea una atmósfera única, y el contraste del sol puede ser un regalo inesperado para cualquiera que esté buscando capturar algo especial. A veces, lo único que se necesita es paciencia y una cámara confiable.

  • Playa Roja, Paracas: Un Paisaje Irreal Capturado con mi Nikon D2x

    Playa Roja, Paracas: Un Paisaje Irreal Capturado con mi Nikon D2x

    No hay filtro que se le compare. La naturaleza decidió pintar una playa con tonos que parecen salidos de otro planeta, y ahí estaba yo, con mi Nikon D2x al hombro y el modesto pero confiable lente de kit 18-55mm, listo para capturar ese instante en que el desierto se encuentra con el mar.

    Un destino que no parece real

    Paracas siempre me pareció un lugar distinto, casi sagrado. Pero Playa Roja… Playa Roja es otra cosa. Es de esos paisajes que uno no se espera encontrar en Perú. El contraste del rojo del litoral con el azul del Pacífico y los acantilados ocres parece una pintura surrealista.

    Recuerdo que aquel día, 21 de Mayo de 2011, el viento era fuerte, típico del desierto costero, y el cielo estaba parcialmente nublado, lo cual fue perfecto para resaltar los colores sin que el sol los lavara.

    La cámara, el momento y el encuadre

    La Nikon D2x, a pesar de su edad, sigue siendo una joya. Su sensor CCD capta los colores con una riqueza que las cámaras modernas muchas veces intentan emular con filtros. El lente de kit no es el más nítido, pero tiene algo que aprecio: ligereza, versatilidad y una suavidad agradable en los bordes, que en este tipo de escenas, me parece que le suma más que le resta.

    Usé configuraciones simples: ISO 100, velocidad rápida para congelar el oleaje, y apertura intermedia para mantener nitidez sin perder esa profundidad natural. El resultado, dos fotos que se volvieron de mis favoritas de ese viaje.

    Reflexión final

    A veces creemos que necesitamos el equipo más moderno, pero lo cierto es que una buena foto nace primero del ojo, y luego de la cámara. Playa Roja me recordó eso. Que incluso con un lente sencillo, una cámara de hace casi 20 años, y un poco de paciencia, se puede contar una historia visual poderosa.

    Si alguna vez pasas por Paracas, no te vayas sin detenerte en Playa Roja. No solo es fotogénica, es un lugar que se te queda grabado.

  • Fotografías dentro de la Iglesia de la Merced en Lima – Nikon D100 (2008)

    Fotografías dentro de la Iglesia de la Merced en Lima – Nikon D100 (2008)

    Estas fotos las tomé en 2008, cuando entré con mi Nikon D100 y el lente kit Nikkor 18-55 a la Iglesia y Convento Nuestra Señora de la Merced, en pleno centro de Lima. Por aquel entonces no había redes sociales como ahora, ni idea de “contenido”. Solo llevaba la cámara encima, y cuando vi que la puerta estaba abierta, entré.

    Adentro encontré lo que muchas veces no se ve desde afuera: techos altísimos, vitrales que filtraban una luz suave, altares con dorados opacos por el tiempo, y ese silencio espeso que solo se encuentra en ciertos lugares. Todo me pareció digno de registrar. Saqué fotos sin flash, con luz natural, y sin mucha expectativa técnica. Solo confiando en el sensor de la D100 y lo que veía en el visor.

    Recién en 2025 me tomé el tiempo de volver a esas imágenes, procesándolas en NX Studio. No hay magia de inteligencia artificial ni presets modernos, solo revelado digital básico: corrección de balance de blancos, un poco de exposición, contraste y recuperación de sombras. Lo mínimo para que las fotos reflejen lo que vi esa tarde.

    Hay algo especial en cómo la Nikon D100 capta el color y el detalle en las sombras, incluso con un lente tan simple. Las texturas de la piedra, la madera tallada, los vitrales… todo sigue estando ahí, intacto en los archivos de hace más de 15 años.

    Compartir estas fotos hoy no es nostalgia. Es una forma de darle valor a esos momentos en los que simplemente salíamos a mirar, sin pretensión, con una cámara en mano.

    Las imágenes que siguen fueron tomadas dentro de la iglesia. Si alguna te llama la atención o tenés recuerdos del lugar, dejá un comentario. Tienen ligeros retoques, subida de sombras, ajustes de color y enderezado.

    Sobre la Nikon D100


    Nikon D100: La Cámara DSLR que Abrió Nuevos Caminos en la Fotografía Digital

    Si eres un amante de la fotografía y te interesa conocer cámaras que marcaron un antes y un después en la era digital


    Galería de Imágenes con la Nikon D100

  • Kitesurf en Paracas: viento, luz y ráfagas con la Olympus E-520

    Kitesurf en Paracas: viento, luz y ráfagas con la Olympus E-520

    Paracas no decepciona. El viento sopla parejo casi todo el año, y cuando cae la tarde, la luz se pone alucinante. Me fui unos días con la idea de relajarme, hacer algo de kitesurf y desconectarme. Pero me llevé la Olympus E-520 con el Zuiko 40-150mm “por si acaso”, y al final no pude evitar sacar la cámara.


    Vista general del spot de kitesurf, velas en el aire, polvo en suspensión

    Atardecer en Paracas. Las condiciones estaban perfectas: viento constante, buena luz y cometas por todos lados.


    Fotografiar a contraluz

    Busqué ubicarme con el sol detrás y el mar al frente. Activé el modo RAW, usé ráfaga (limitada, pero útil si apuntas bien), y enfoqué manualmente a una distancia media. Solo quedaba esperar a que algún rider cruce por el encuadre en el momento justo.


    Rider recortado en contraluz, con halo de polvo y luz

    Una silueta bien marcada y ese brillo en el aire. Paracas se lució.


    Ese polvo fino que flota por el aire le da un toque especial a las fotos. Hace que la luz se difunda distinto, más suave, con un efecto casi cinematográfico. No necesitás tener el último equipo si sabes usar lo que tienes a tu favor.


    Edición en OM Workspace

    De regreso, abrí los RAWs en OM Workspace. Bajé un poco las altas luces, levanté apenas las sombras para no perder la sensación de contraluz, y ajusté claridad y microcontraste para resaltar detalles.


    Comparación antes/después o recorte de detalle procesado

    El archivo RAW de la E-520 tiene lo suyo si se expone bien. No hay que subestimarla.


    ¿Y la cámara?

    La Olympus E-520 no es rápida, no tiene enfoque moderno ni todas esas cosas nuevas. Pero si sabes cómo sacarle el jugo, responde bien. El lente Zuiko 40-150mm me dio el alcance ideal para capturar la acción sin meterme al agua.


    Rider en acción o salto capturado con 150mm

    Buen alcance, buena luz, y paciencia. Así sale.


    Cierre

    Paracas es ideal para los que practican kitesurf, pero también es un excelente lugar para practicar fotografía de acción. Con viento parejo, una luz dorada y un entorno limpio, tienes todo para lograr buenas tomas. No necesitas el último modelo de cámara, solo conocer bien la que tienes y estar listo para disparar cuando la escena se pone buena.